Bueno, pues por unos años de parada, parada por varios motivos, vuelvo a activarme, en este blog de gastronomía, en el que le quiero dar una vuelta. No solamente para recetas, sino, también, para hacer artículos de opinión, críticas; siempre constructivas; sobre todo lo que tenga que ver con el mundo de la gastronomía.
Es verdad que yo soy más de cocina tradicional, de cocina de la de nuestras madres y abuelas, aunque respeto, e incluso; a veces; suelo ser usuario de ese tipo de cocina, mal llamada de autor, puesto que autores son todos los que hacen platos, sea de la de siempre como si es de la cocina moderna, que, en mi humilde opinión, es como se debería llamar.
Pues en esta reentré, quiero acordarme de un colectivo, del cuál nadie se está acordando. De un grupo de mujeres y de hombres, que hacen una labor impresionante y que se está olvidnado de ellos todo el mundo. Es verdad que hay que reconocer a los trabajadores de la Sanindad, de seguridad, ya sea pública o privada y de todos esos colectivos que están dando el callo. Pero nadie se acuerda de todas esas personas que trabajan en las cocinas de residencias de ancianos, de residencias de personas con discapacidad o de los sitios donde hay gente y comen todos los días. Esas cocineras, esos cocineros que dan de comer a nuestros ancianos, a nuestras familias que estan en residencias de todo tipo, y esos que hacen la comida para llevar a domicilios de personas con movilidad reducida De esos nadie se acuerda, y aquí, en Castellano Gastronómico, creo que tengo que darles esa visivilidad que no se les está dando.